dijous, 23 d’abril del 2009

El día del libro

Un día comercial como tantos, pero con la parte positiva de que lo que se regala son libros y rosas. Regalar un libro no es regalar sólo algo material; regalas toda una historia, un poquito de ejercicio de la imaginación y, si te lo curras mucho, un relato que podría llegar incluso a cambiar vidas. Regalar una rosa es un gesto asimilado como romántico a más no poder. Nos quejamos de lo que avasallan los vendedores de rosas en restaurantes, pubs o en la Fontana de Trevi; pero a mi, por lo menos, me hace mucha ilusión que me regalen flores.
Nunca he tenido una pareja que me haya hecho un regalo el día de Sant Jordi (quizá no sentían esta fiesta como suya; eran demasiado castellanos o demasiado extranjeros...). Sin embargo, yo sí lo he hecho. Y, desgraciadamente, no guardo un buen recuerdo porque tengo la sensación de que ese regalo desencadenó el desastre (cosas de la mente de un hombre, que dicen que son simples, pero nada más lejos de la realidad...). Pero tengo ganas de volverlo a intentar para borrar ese mal recuerdo... aunque ahora ya tendré que esperar al año que viene.
¡Feliz Sant Jordi!